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La buena intención no basta: hace falta logística

 

Concientizar ayuda a la reducción de desperdicios de comida. Pero también se necesita logística: manos, organización, camiones. Se necesita de un puente entre lo que unos no consumen y a otros les hace falta.

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Por: Rodolfo Vidal

No faltan alimentos, no falta producción. Junto con el problema de la comida que se cocina y no se consume, está también el de miles de productos de supermercados y empresas de alimentos que quedan en las góndolas, que son devueltos por el consumidor o que por algún otro motivo no llegan a usarse.

 

Alimentos hay, lo que falta muchas veces es gestión, estrategia, capacidad de logística.

 

En el predio ubicado en Luis María Drago 5530, en el partido de San Martín, que abarca casi media manzana, el Banco de Alimentos de Buenos Aires -el primero y más grande de los 16 que hay en la Argentina-, recibe todos los días alimentos en buen estado. “En buen estado”, recalca Virginia Ronco, directora de comunicaciones de la organización.

 

Ahí se lleva a cabo un proceso logístico de recibir, clasificar, almacenar y distribuir alimentos todos los días.

 

Y como, por un lado, se necesitan manos para que esto funcione, 4982 voluntarios a lo largo de 15 años han pasado por ahí prestando las suyas.

 

Como casi todos los días, el viernes 01 de septiembre, a las 10.00 de la mañana, llegó el primer camión. Llegó de Bimbo, que es una de las más de 35 las empresas que donan alimentos y productos. Dos voluntarios estaban ahí recibiendo las cajas y llevándolas al salón de clasificación. Hace unas semanas firmaron un acuerdo con la empresa que produce porotos y hoy media góndola, que se eleva hasta el techo del galpón, ya está llena de sacos con estos granos

 

Como se necesita, por otro lado, organización, el galpón está dividido en tres grandes góndolas. A la izquierda dejan las verduras, cerca del portón: tienen que salir rápido, y ya están gestionando para que vayan a buscarlas. En la góndola del medio están los paquetes almacenados, listos para ser distribuidos. A la derecha está el salón al que llegan los productos que falta clasificar.

 

Dos pisos más arriba, en las oficinas, hay tres voluntarios al finalizar la mañana. El que está sentado más cerca de la puerta llama por teléfono a una de las más de 800 organizaciones comunitarias beneficiarias de los productos del Banco de Alimentos. Son más de 110 mil personas en el Gran Buenos Aires las que pueden comer gracias a este procedimiento.

 

Y como hace falta, por último, transporte, hace unos años le donaron al Banco de Alimentos su primer camión propio. Hay empresas que también donan servicios de flete, y cuando no queda otra opción, las propias organizaciones comunitarias se acercan a buscar los alimentos.

 

Debido a que en el mundo no hay falta de alimentos, sino que falta saber qué hacer con ellos y de qué manera distribuirlos, el Banco de Alimentos de Buenos Aires aporta con un despliegue logístico fundamental para luchar contra la problemática de los alimentos.

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