María Boero: “Nuestro comedor siempre recibió donaciones en óptimas condiciones”
Desde hace 16 años trabaja para alimentar y educar niños en situación de extrema pobreza. Es la dueña de Confiar, un comedor en Pilar que recibe a chicos de entre 6 y 14 años.
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Por: Agustina Noé
Humildad. María Boero de Pérez Carrega puede describirse perfectamente con esa palabra. Desde el año 2001, cuando la crisis económica golpeó duramente a la Argentina, ella alimenta a más de 80 chicos por día. Y no solo les da de comer, desayuno, almuerzo y té; también los ayuda, junto a algunos voluntarios, con las tareas escolares y los problemas personales. “Hay algunos chicos que vienen porque en las casas no tienen agua. Es una pobreza extrema ya”, cuenta entristecida, acostumbrada a recibir chicos que viven en la indigencia.
Confiar se alimenta de donaciones. María siempre consiguió que las empresas, los vecinos y el estado la ayudaran con la enorme tarea de fundar y mantener un comedor para niños. Grandes empresas del Parque Industrial que la Municipalidad de Pilar contactó con el comedor, donan por mes alimentos envasados, que no vendieron y que están en buen estado. “La empresa que nos dona la leche, nos dona el pack cerrado. No es sobra, deciden donarnos esa comida”, destaca la fundadora de Confiar. Estas donaciones “cerradas” son la base del comedor, pero no son suficientes. Además de ser humilde, María Boero es generosa, y su comedor no tiene un cupo máximo de chicos. Más de 80 niños comen por día en Confiar y ella lamenta: “El municipio ayuda mensualmente con un básico de alimentos elementales pero no nos alcanza”.
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Los vínculos que se generan entre los distintos comedores, la municipalidad, las empresas y la gente son esenciales. Actualmente existe una propuesta donde el Banco de Alimentos y la Municipalidad de Pilar trabajarán junto a un centro de abastecimiento de frutas y verduras que está en la Ruta 25. Esta iniciativa propone llevar las sobras que dejan en canastos a las instituciones que funcionan en Pilar. “Recibiríamos frutas y verduras que es lo que nos hace falta. Está bueno porque ellos generan este vínculo y les dan a los comedores lo que necesitan”, dice esperanzada.
Pero Confiar no recibe solamente alimentos en packs cerrados. Ellos son su mayor fuente de comida, pero María abre sus brazos a todas las donaciones que le lleguen: procesadas, no procesadas, en platos, en cajas, en canastas, frías, calientes, y siempre en buen estado. “Hemos recibido alimentos procesados muy pocas veces, que sobraron de eventos por ejemplo. Siempre fue en óptimas condiciones. Vienen de una fiesta y nos dicen: ‘Miren nos quedo esto’. Recibimos asado de Siga la Vaca una vez y estaba impecable. También Dulce Pilar nos donó facturas y tortas en perfectas condiciones. Lo comen el mismo día sin ningún problema”, relata María, quién se preocupa más por la calidad de la comida que por lo que dice la ley. “La confianza es lo primero”, agrega. No por nada llamó a su comedor de la manera en que lo llamó.
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Fotografía sacada por Agustina Noé
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